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Cómo elegir el colchón adecuado.

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Dormir bien es esencial para disfrutar de una buena salud. Para ello, es necesario contar con un equipo de descanso en condiciones, es decir un colchón y un somier que nos proporcionen un sueño profundo y reparador.

Sin riesgo a equivocarnos, podemos afirmar que cada persona es diferente y también su forma de dormir es distinta. Por ese motivo, a la hora de adquirir un nuevo colchón es muy importante probarlo antes en la tienda y asegurarse de que se trata del modelo que realmente va a cubrir nuestras necesidades de descanso, comprobando si nos resulta cómodo y si se adapta bien a nuestra morfología, ya que este nos acompañara, por lo menos, durante un periodo de diez años.

Además, a la hora de optar por uno u otro modelo, será imprescindible tomarse en consideración la opinión del experto, ya que deberán tenerse en cuenta factores tan determinantes como si dormimos solos o en pareja, las diferencias de peso y altura de cada uno, si nos movemos mucho durante la noche, la temperatura corporal, las preferencias personales (si, por ejemplo, nos gusta un modelo con mayor o menor firmeza) o si padecemos alguna dolencia o lesión.

¿Qué características debe tener un buen colchón?

Índice

En primer lugar, debe apoyar al cuerpo de forma ergonómica, permitiendo que la columna asuma su curvatura fisiológica y reduzca la presión de apoyo de las articulaciones, como los hombros.

Si el colchón es demasiado firme, estresará demasiado las articulaciones y hará que tu cuerpo tome una posición incorrecta. Por el contrario, si es demasiado blando, los hombros y las nalgas tenderán a hundirse causando una curvatura incorrecta de la columna. Ambos escenarios pueden hacer que te levantes cansado. Por esta razón, es bueno elegir un colchón ergonómico.

El más adecuado, de hecho, es aquel sobre el que no se siente presión, casi como si estuvieras flotando en el aire. Lo mismo ocurre con las mujeres embarazadas, que a menudo sufren dolor de espalda y requieren una almohada para el embarazo.

Recomendamos que siempre lo intente en la tienda, recostado en cada producto en la posición en la que normalmente duerme.

Debes pasar al menos 15 minutos en el colchón. Además, recuerda traer tu propia almohada. Cuanto más puedas simular la forma de dormir, mayor será la probabilidad de elegir el colchón adecuado.

Para ayudarte a elegir, hemos creado una tabla comparativa que enumera los principales tipos de colchones en el mercado.

Recuerda elegir el colchón de acuerdo con tus necesidades específicas, especialmente si sufres de dolor de espalda, fibromialgia, hernia de disco, dolor cervical, artrosis, reumatismo, reflujo gastroesofágico. Puedes ver todos los modelos en la tienda online Colchones Aznar.

Tipos de colchones y materiales.

colchon muelles ensacados

Colchones de muelles.

Estos colchones ofrecen diferentes y muy variadas sensaciones, en función de la tecnología que incorporen. Los modelos actuales presentan distintos grados de firmeza, según sea el refuerzo de sus muelles, y distribuyen el peso de forma uniforme, reduciendo la tensión en todo el cuerpo.

Estos colchones combinan la elasticidad de los elementos metálicos y la amortiguación que aportan las capas y rellenos de algodón, lana u otro material. Los de muelles abiertos se mueven en bloque y recuperan su posición cuando ya no son presionados.

En los modelos de muelles ensacados, estos se separan entre sí gracias a unas fundas de tela, con lo que se adaptan como un guante a nuestro cuerpo y garantizan una total independencia de lechos. Algunos modelos combinan los muelles con otros materiales, como por ejemplo el viscoelástico, suavizando la presión y mejorando el descanso.

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Viscoelástico.

El material viscoelástico representó, en sus inicios, una revolución en la fabricación de colchones porque añadía a la espuma de poliuretano común productos químicos que aumentaban su densidad y su viscosidad, absorbiendo la energía corporal. Este material se adapta ergonómicamente a nuestro cuerpo y luego, cuando nos levantamos, vuelve a recuperar su aspecto original, sin deformarse. Esto es algo especialmente beneficioso para personas que sufren dolores de espalda o de articulaciones, ya que alivia los puntos de presión.

Estos colchones se adaptan a todo tipo de somieres y no es necesario girarlos cada cierto tiempo. Puedes leer más aquí: Colchón Viscoelástico, Qué es y todo lo que hay que saber.

Tempur

Se trata de un material termosensible, de tecnología avanzada, que responde al calor corporal para adaptarse a su contorno y poder distribuir mejor el peso del durmiente, sin ejercer puntos de presión y ofreciendo un soporte personalizado. El material Tempur® recupera progresivamente su forma inicial después de cada uso, durante toda su vida útil.

Látex

El látex natural proviene del caucho, mientras que el sintético es un derivado del petróleo. Este material proporciona gran comodidad y adaptabilidad al cuerpo, ya que es altamente flexible y elástico y reduce los puntos de presión. Requiere, eso sí, voltearlo con frecuencia para que transpire de forma correcta. Por ello, es ideal combinarlo con una base de láminas.

Tipos de bases o somieres.

Para que nuestro descanso sea pleno es fundamental disponer, también, de una buena base o somier y, por supuesto, de la almohada adecuada (a la que destinaremos otro capítulo aparte). En el mercado podemos encontrar diferentes propuestas:

De láminas.

Está formado por un conjunto de láminas de madera que proporciona gran adaptabilidad a nuestro cuerpo. Es la base ideal para un colchón de látex, ya que permite una correcta ventilación, aunque también se puede usar con otros colchones.

Articulado.

En su versión manual o eléctrica, ofrece una comodidad casi a medida ya que permite adoptar la posición que el durmiente desee. Es ideal para combinarlo con los colchones de látex y los viscoelásticos, y está especialmente aconsejado para quienes padezcan de problemas respiratorios o circulación. Asimismo, puede ayudar a aliviar los dolores de espalda, piernas cansadas…

Canapé.

Resulta muy práctico gracias a su interior con capacidad de almacenaje, especialmente en habitaciones con falta de espacio.

Cuál es el mejor colchón para el dolor de espalda?

Un buen colchón para eliminar o aliviar el dolor de espalda será aquel que al tumbarnos, con las piernas totalmente estiradas, acoja de manera natural la zona lumbar sin formar un arco. Si colocamos el brazo entre la lumbar y el colchón, no debería haber espacio entre ambos.

Se suele decir que para los dolores cervicales y lumbares lo mejor es un colchón firme, ya que un modelo blando puede procurar una alineación postural incorrecta y producir mayor dolor de espalda.

Sin embargo, los colchones demasiado firmes también pueden ocasionar molestias, ya que nuestra columna no es totalmente recta desde las cervicales hasta la zona lumbar. En realidad, el colchón más cómodo será el que mantenga la columna alineada y alivie el dolor que puedan provocar los puntos que ejercen una mayor presión contra este, y, por lo tanto, una posible deficiencia circulatoria. En esta correcta alineación postural para este tipo de dolencias tiene mucho que ver nuestro peso.

La elección del colchón adecuado dependerá, también, de los hábitos de sueño de cada uno. No es lo mismo que durante la noche se den muchas vueltas y se cambie constantemente de posición para dormir, o que apenas nos movamos en la cama.

De esa forma, en función de nuestras necesidades optaremos por uno u otro modelo. Para ello, siempre es recomendable asesorarse con el personal especializado del establecimiento de descanso.

Qué medidas son las adecuadas?

Obviamente, cuanto más amplio sea el equipo de descanso mayor comodidad nos ofrecerá. El ancho mínimo debe oscilar entre 90 y de 105 cm, para las camas individuales y, entre 150 a 180 cm, para las dobles o de matrimonio. Y, por supuesto, el confort de los usuarios aumentará considerablemente con un modelo que se acerque a los 200 cm.

Independientemente de su tamaño, el grosor mínimo de un colchón debe estar entre los 15 y los 24 cm. Con relación a la longitud, el colchón tiene que tener entre 10 y 20 cm más que la altura del durmiente, entendiéndose que en las camas dobles, la medida a considerar es la altura del más alto de los miembros de la pareja.

Pautas para dormir bien.

  • Respetar las rutinas y horarios habituales es indispensable para lograr un buen descanso. Es aconsejable, en la medida de lo posible, dormir siempre el mismo número de horas. La hora de levantarse debe ser sagrada para regular los denominados ritmos circadianos, en definitiva, el reloj que marca nuestro sueño.
  • Especialmente aquellos que sufren de insomnio, deben evitar pasar tiempo innecesario en la cama, intentando recuperar el sueño perdido. Ya dormirán la noche siguiente. Además, evitaremos posibles dolores de espalda por estar demasiado tiempo tumbados.
  • Aunque la hora de despertarse es la que regula nuestro descanso, también es importante irse a dormir más a menos siempre a la misma hora, estableciendo una rutina de sueño.
  • Es aconsejable acostarse únicamente cuando se tiene sueño, especialmente en casos de tener dificultades para dormir. Si nos metemos en la cama y no hay forma de dormirse, podemos leer o escuchar música relajante hasta que notemos que se nos empiezan a cerrar los ojos.
  • Aquellos que padezcan de problemas de sueño deberán evitar las siestas o realizarlas solamente de 20 o 30 minutos y, preferiblemente, nunca después de las 16 h.
  • La regularidad en las comidas que se realizan a lo largo del día también es esencial para mantener el cuerpo equilibrado en todas sus necesidades, incluido el sueño. Dentro de este horario, se recomienda cenar como mínimo 2 horas antes de acostarse, evitando comer en exceso e irnos a dormir con el estómago demasiado lleno, así como beber mucho líquido, pues de lo contrario durante la noche nos podemos despertar con ganas de ir al baño, interrumpiendo nuestro sueño. Si tenemos hambre antes de irnos a la cama, es preferible ingerir una pequeña cantidad de hidratos de carbono, como por ejemplo un vaso de leche o un poco de queso. De esa forma, nos saciaremos pero sin llenarnos.
  • A partir de las 16 h deben evitarse los alimentos “excitantes” como el café, té, chocolate, etc.
  • La práctica de ejercicio de forma regular ayuda a dormir bien. Eso sí, mejor hacerlo al menos dos horas antes de acostarse.
  • Un baño con agua templada antes de irse a dormir nos ayudará a relajarnos y a conciliar el sueño.
  • Es importante desconectar todos los dispositivos de luz, incluyendo móvil, ordenador y tablet, al menos una hora antes de acostarse, para que nuestro cerebro no esté tan activo al irse a la cama.
  • Para relajar la mente, hay que intentar aparcar los problemas diarios, al menos hasta el día siguiente. Apuntarlos en un papel puede ayudarnos.
  • Y lo más importante, no hay que obsesionarse con el sueño. Todos podemos tener una mala noche o incluso varias. No debemos preocuparnos por nuestra falta de sueño hasta que no se presente un motivo para ello y, si se eso ocurre, lo mejor es consultar con un especialista.

Sabías que…

Según un estudio realizado por Conforama, firma europea de equipamiento y decoración del hogar, el 70,5% de los españoles no descansa bien. Además, 2 de cada 5 españoles sufre dolores derivados de las posturas al dormir, con la espalda y cervicales como zonas más afectadas.

¿Cuándo reemplazar un colchón?

Si te despiertas por la mañana con un poco de dolor de espalda, que dura entre 15 y 30 minutos, significa que duermes en un colchón que no es apropiado para ti.

Hay varias buenas razones para reemplazar periódicamente el colchón, incluso si los productos de hoy duran en promedio 13 años, debemos considerar que nuestro cuerpo envejece, por lo que el colchón en el que inicialmente dormías cómodamente puede que ya no ofrezca el mismo confort.

También tienden a acumular ácaros del polvo, hongos y otros gérmenes que pueden agravar las alergias y tener un impacto en su sueño.

Finalmente, recuerda que ningún colchón mejorará su salud si solo duermes cinco horas por noche. Para sentirse mejor, debes dormir lo suficiente, independientemente del tipo de colchón utilizado.